La fantasía es una materia tan extensa que casi la calificaría de infinita. No deja de sorprender cómo el ser humano, desde ya los neandertales, imagina más allá del mundo real. ¿Qué nos mueve a ello? Sea cual sea la razón, necesitamos organizar aquello creado por nosotros. Vamos a ver porqué no existe una única clasificación.
No hay tipos mejores que otros
Las clasificaciones nos ayudan a entender mejor la fantasía. Los tipos de literatura fantástica se pueden categorizar por mezcla de géneros desde la comedia con Terry Pratcher hasta el terror con H. P. Lovecraft.
Otra forma podría ser medir el grado de fantasía: desde un mundo totalmente imaginario hasta uno que compagine real e imaginario. También, si parte de la narración sucede en un mundo paralelo. Incluso se podría pensar en términos de héroes y antihérores, aunque esta clasificación no es inherente a la fantasía.
Otra variable a tener en cuenta es la época, la mayoría de la fantasía la identificamos con la Edad Media, pero también podría ser antes o después, incluso mezclando ciencia ficción como la Saga de Tramórea de Javier Negrete o Las crónicas de Shannara de Terry Brooks.
Clasificación por mezcla de géneros
Ya apuntaba antes la mezcla en el tipo de literatura fantástica. El humor de Pratcher es único y sus novelas reflejan las intenciones con Rincewind, la muerte y el resto de protagonistas. Cuando lees «Rincewind era dado a la magia como los peces al alpinismo» y no puedes evitar pensar si es comedia o fantasía.
Aún así, no es el primer caso en que se mezcla humor con fantasía. Existe, por ejemplo, El pedo histórico de Las mil y una noches. Te dejo el cuento por si tienes curiosidad.
Cuento El pedo histórico (haz clic para expandir)
Se cuenta -pero Alah es más sabio- que en la ciudad de Kaukabán, en el Yamán, había un beduíno de la tribu de los Fazli, llamado Abul-Hossein, quien ya hacía largos años que abandonó la vida de Ios beduínos, y se había convertido en un ciudadano distinguido y en un mercader entre los mercaderes más opulentos. Y se casó por primera vez en la época de su juventud; pero Alah llamó a la esposa a Su misericordia al cabo de un año de matrimonio. Así es que los amigos de Abul-Hossein no cesaban de apremiarle con respecto a un nuevo matrimonio, repitiéndole las palabras del poeta:
¡Levántate, compañero, y no dejes transcurrir en balde la estación de primavera!
¡Ahí está la joven! ¡Cásate! ¿No sabes que en la casa una mujer es un almanaque excelente para todo el año?
Y Abul-Hossein, por último, sin poder ya resistirse a todas las insinuaciones de sus amigos, se decidió a entablar negociaciones con las damas viejas componedoras de matrimonios; y acabó por casarse con una joven tan hermosa cual la luna cuando brilla sobre el mar. Y con motivo de sus nupcias dió grandes festines, a los que invitó a todos sus amigos y conocidos, así como a ulemas, fakires, derviches y santones. Y abrió de par en par las puertas de su casa, e hizo que sirvieran a sus invitados manjares de toda especie, y entre otras cosas, arroz de siete colores diferentes, y sorbetes, y corderos rellenos de avellanas, almendras, alfónsigos y pasas, y una cría de camello asada entera y servida en un pedazo. Y todo el mundo comió y bebió y disfrutó de júbilo, de alegría y de contento. Y se paseó y exhibió a la esposa ostentosamente siete veces seguidas, vestida cada vez con un traje distinto y más hermoso que el anterior. E incluso por octava vez la pasearon en medio de la concurrencia, para satisfacción de los invitados que no habían podido recrear sus ojos en ella lo bastante. Tras de lo cual, las damas de edad la introdujeron en la cámara nupcial y la acostaron en un lecho alto como un trono, y la prepararon en todos sentidos para la entrada del esposo.
Entonces, destacándose del cortejo, Abul-Hossein penetró lentamente y con dignidad en el aposento de la desposada. Y sentóse un instante en el diván para probarse a sí propio y mostrar a su esposa y a las damas del cortejo cuán lleno estaba de tacto y de mesura. Luego se levantó con cortesía para recibir las felicitaciones de las damas y despedirse de ellas antes de acercarse al lecho, donde le esperaba modestamente su esposa, cuando he aquí ¡oh calamidad! que de su vientre, que estaba atiborrado de viandas pesadas y de bebidas, escapó un cuesco ruidoso hasta el límite del ruido, terrible y prolongado. ¡Alejado sea el Maligno!
Al oír aquel ruido, cada dama se encaró con la que tenía al lado, poniéndose a hablar en voz alta y fingiendo no haber oído nada; y también la desposada, en lugar de echarse a reír o de burlarse, se puso a hacer sonar sus brazaletes. Pero Abul-Hossein, confuso hasta el límite de la confusión, pretextó una necesidad urgente, y con vergüenza en el corazón, bajó al patio, ensilló su yegua, saltó al lomo del animal, y abandonó su casa, y la boda, y la desposada, huyó a través de las tinieblas de la noche. Y salió de la ciudad, y se adentró en el desierto. Y de tal suerte llegó a orillas del mar, en donde vió un navío que partía para la India. Y se embarcó en él, y llegó a la costa de Malabar.
Allí hizo amistad con varias personas oriundas del Yamán, que le recomendaron al rey del país. Y el rey le dió un cargo de confianza y le nombró capitán de su guardia. Y vivió en aquel país diez años, honrado y respetado, y con la tranquilidad de una vida deliciosa. Y cada vez que el recuerdo del cuesco asaltaba su memoria, lo ahuyentaba como se ahuyentan los malos olores.
Pero al cabo de aquellos diez años le poseyó la nostalgia del país natal; y poco a poco enfermó de languidez; y sin cesar suspiraba pensando en su casa y en su ciudad; y creyó morir de aquel deseo reconcentrado. Pero un día, sin poder ya resistir a los apremios de su alma, ni siquiera se tomó tiempo para despedirse del rey, y se evadió y retornó al país de Hadramón, en el Yemán. Allí disfrazóse de derviche y fué a pie a la ciudad de Kaukabán; y ocultando su nombre y su condición, llegó de tal modo a la colina que dominaba la ciudad. Y con los ojos llenos de lágrimas vió la terraza de su antigua casa y las terrazas contiguas, y se dijo: «¡Menos mal si no me reconoce nadie! ¡Haga Álah que todos hayan olvidado mi historia!»
Y pensando así bajó de la colina y tomó por atajos extraviados para llegar a su casa. Y en el camino vió a una vieja que, sentada en el umbral de una puerta, quitaba piojos de la cabeza a una niña de diez años; y decía la niña a la vieja: «¡Oh madre mía! desearía saber la edad que tengo, porque una de mis compañeras quiere hacer mi horóscopo. ¿Vas a decirme, pues, en qué año he nacido?»
Y la vieja reflexionó un momento, y contestó: «¡Naciste, ¡oh hija mía! en el mismo año y en la misma noche en que Abul-Hossein soltó el cuesco!»
Cuando el desdichado Abul-Hossein oyó estas palabras, hubo de desandar lo andado y echó a correr con piernas más ligeras que el viento. Y se decía: «¡He aquí que tu cuesco es ya una fecha en los anales! ¡Y se transmitirá a través de las edades mientras de las palmeras nazcan flores!» Y no dejó de correr y de viajar hasta llegar al país de la India. Y vivió en el destierro con amargura hasta su muerte. ¡Sean con él la misericordia de Alah y su piedad!
Si existe el lado luminoso; también, el oscuro. Edgar Allan Poe ya jugó mezclando fantasía con terror (aunque ahora, a lo mejor, no daría tanto miedo el terror del romanticismo). Lovecraft leyó y se inspiró en Poe para hacerse un hueco en la historia del terror con Cthulhu, además de los demás primigenios y dioses arquetípicos.
Harry Dresden representa al mago detective: demuestra que se puede juntar el misterio y el género detectivesco con la fantasía. Jim Butcher ha encontrado un combinación muy buena entre ambos géneros.
¿Y por qué añadir una parte bélica? Glen Cook nos mete de lleno en la vida una compañía de mercenarios con La compañía negra donde pronto hay batallas por doquier .
Tipos según el punto de vista
Encontramos novelas en primera persona como Crónica del asesino de reyes de Patrick Rothfuss con ese magistral inicio.
La tercera es la usada en la inmensa mayoría de los casos, sobre todos en las novelas complejas donde es necesario seguir la acción desde varios escenarios.
Además del narrador, también desde el punto de vista de los personajes y cómo nos identificamos con cada uno de ellos. No es lo mismo El señor de los anillos, dónde los buenos y los malos luchan por conseguir sus objetivos en dos bloques bien diferenciados, que Juego de tronos, donde se narra desde el punto de vista de cada familia creando una mezcla de grises difícil de separar.
Grado de pureza en el tipo
Uno se podría fijar en medir cuán fantástica es una novela: ¿es lo mismo un mundo totalmente imaginario o el real con retazos de fantasía? ¿Es lo mismo El señor de los anillos, Las crónicas de Narnia o Harry Potter? El primero podría ser el más puro, es todo fantasía; el segundo, compagina mundos paralelos y el tercero, una pequeña parte de fantasía convive con el mundo real.
Yo, en particular, el realismo mágico no lo meto, pero como tiene tantos seguidores lo menciono. «Mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común» para quien le guste, me alegro pero ¿en que se diferencia de alguien que convive con la magia cada día? Cien años de soledad de Gabriel García Márquez y La casa de los espíritus de Isabel Allende son los máximos exponentes.
También hay disquisiiones osbre presentar la fantasía como cotidiano, sorprendente, desconcertante o extraño.
Tipología clásica
Para aquellos deseosos de una clasificación más extendida, no os preocupéis, también lo mencionaré. Recopilando información he llegado a la siguiente información:
- Alta fantasía o épica: mundos totalmente imaginados, protagonistas suelen ser importantes (como nobles o los representantes de cada raza), una lucha del bien contra el mal en la que el antagonista desea cambiar el orden del mundo y se forma una alianza para detenerlo. Tampoco faltan criaturas mágicas o dioses. El señor de los anillos de J.R.R. Tolkien, Crónicas de Dragonlance de Tracy Hickman y Margaret Weis, Juego de tronos de George Martin y la saga de Eragon de Christopher Paolini son algunos ejemplos.
- Baja fantasía: aquí ya existe un gran disparidad de opiniones y añadiré una más: para mí existe un mundo real que acompaña al imaginario ya sea con un mundo paralelo como Las crónicas de Narnia o con magia que se esconden de la sociedad como Harry Potter o Percy Jackson. Que los protagonistas no sean tan «elevados» como en la alta fantasía, incluso rechazados por la sociedad, o con intenciones tan nobles es materia de disertación. También se menciona la fantasía urbana, pero para mí es un claro subtipo de baja fantasía. ¿Qué diferencias encuentras entre Cazadores de Sombras de Cassandra Clare o Harry Dresden de Jim Butcher con los anteriores?
- Fantasía heroica o espada y brujería: Como su propio nombre indica la espada se enfrenta contra la magia. El protagonista suele ser un guerrero imponente que lucha contra una brujería malvada y no suele tener objetivos tan elevados como en la alta fantasía. En mi opinión, entraría dentro de la fantasía épica. Ejemplos son Conan el bárbaro o Xena, la princesa guerrera.
- Fantasía oscura: es mezclar terror con fantasía, da igual si le damos un tinte con magia perversa o donde predominen las sombras el resultado será el mismo ya sea en el mundo real o inventado o, incluso, si termina mal. Los mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft, la saga La torre oscura de Stephen King y la saga de Elric de Michael Moorcock son ejemplos de este género.
- Ciencia ficción fantástica: este tipo es similar a la alta fantasía pero añadiendo viajes espaciales o espadas láser. La tecnología y la fantasía conviven en la historia. Incluso en un futuro lejano cabe sitio como la magia en La guerra de las galaxias, Dune de Frank Herbert o Las crónicas de Shannara de Terry Brooks.
- Fantasía histórica: se añade a la mezcla época prehistórica, egipcia, griega, romana, medieval, victoriana o cualquier otra para llenarlo con magia. La única diferencia con la fantasía urbana o baja es la modernidad de la obra. Las novelas artúricas entrarían en este tipo. Son ejemplos Orgullo y prejuicio y zombis, Abraham Lincoln, cazador de vampiros de Seth Grahame-Smith o Entrevista con el vampiro de Anne Rice.
Terminando…
La flexibilidad en los tipos de literatura fantástica es potente: lo normal es combinar varios géneros o, incluso, una misma novela se puede clasificar en varias categorías.
Tras escribir esta entrada, reconozco que me cuesta clasificar algunas novelas. Además, para más inri, cada uno tiene sus prioridades: no me identifico o no me atraen algunos tipos igual que a vosotros os pasará lo mismo. Un tema a tratar es porqué nos gusta un tipo de género fantástico y no otro. Tendemos a encasillarnos en unos parámetros dónde nos gusta aquellos que leemos. Yo he probado a leer varios géneros pero unos me gustan más que otros.
Obviamente, los tipos de literatura fantástica no es algo rígido. De cualquier modo, estas son solo algunas ideas y reflexiones. ¿Tienes algún otro criterio o sugieres algún otro? ¿Qué opinas?