La mitología es un tesoro inagotable de relatos antiguos que han perdurado a lo largo de las eras, transmitiendo enseñanzas, valores y aventuras que despiertan nuestra imaginación. A menudo, escuchamos hablar de héroes como Hércules, dioses como Zeus y epopeyas legendarias como la Ilíada, pero más allá de las historias populares se esconden historias menos conocidas, pero igualmente fascinantes.
En este emocionante viaje literario, nos aventuraremos a explorar un mundo donde dioses y humanos entrelazan sus destinos de maneras sorprendentes. Prepárate para comenzar y disfruta de la aventura.
El origen del mito de Eros, un verso suelto
Algunos sostienen que Eros, salió del huevo del mundo, fue el primero de los dioses, pues sin él ninguno de los demás habría podido nacer. Le hacen contemporáneo de la Madre Tierra y el Tártaro, y niegan que tuviera padre o madre como esta no fuera Ilitía, diosa de los alumbramientos. Otros sostienen que era hijo de Afrodita y de Hermes, o incluso de Ares, o del propio padre de aquella, Zeus; o hijo de Iris y del viento oeste.
Era un niño indómito que no mostraba respeto por la edad ni la posición social, sino que volaba de un lado a otro con alas doradas, disparando al azar sus flechas afiladas o incendiando desenfrenadamente los corazones con sus terribles antorchas. Eros, que significa pasión sexual, era una mera abstracción para Hesíodo. Los griegos primitivos lo describían como Ker, o malicia alada, como la -vejez o la Peste en el sentido de que la pasión sexual sin freno podía perturbar la sociedad ordenada. Poetas posteriores, no obstante, encontraban un placer perverso en sus travesuras y en la época de Praxíteles se le trataba ya sentimentalmente como un hermoso joven.
Los diversos relatos acerca de su ascendencia se explican por sí mismos. Hermes es un dios fálico y Ares, como dios de la guerra, aumentaba el deseo a las mujeres de los guerreros. Que Afrodita era la madre de Eros y Zeus su padre es una insinuación de que la pasión sexual no se detiene ante el incesto; su nacimiento del Arco Iris y del Viento Oeste era una fantasía lírica. Ilitía, la que viene ayuda de las mujeres en el parto, eran títulos de Artemisa, su significado es que no hay amor tan fuerte como el materno. A Eros nunca se le consideró un dios lo suficientemente responsable como para figurar entre la familia gobernante de los doce olímpicos.
Nüwa y Fuxi: los creadores de la humanidad en la mitología china
Nüwa es una diosa que existió desde el comienzo del mundo. Se sintió sola y decidió crear a los humanos para que no estuviera sola. Para ello, tomó un poco de arcilla amarilla y la moldeó en forma de personas. Luego, les dio vida soplando en ellos. Fuxi es un dios que enseñó a los humanos a pescar, cazar y escribir. También se le atribuye la creación del matrimonio y la familia.
Asimismo, es curioso como el matrimonio entre Nüwa y Fuxi terminó mal, surgiendo al final el dios de la muerte en la mitología china.
Nüwa y Fuxi tienen algunas similitudes con el titán Prometeo de la mitología griega. Ambos son creadores de los humanos, y ambos se preocupan por el bienestar de la humanidad. Prometeo robó el fuego de los dioses para dárselo a los humanos, lo que les permitió avanzar como civilización. Nüwa, por su parte, creó a los humanos para que no estuvieran solos, y les enseñó las habilidades necesarias para sobrevivir.
El Mito de Yama: el señor de la muerte en la mitología hindú
Según el mito, Yama era el gemelo de Yami, la primera mujer del mundo. Los dos eran hijos de Vivasvat, el dios del sol, y Saranyu, la diosa de la nube. Yama era un rey justo y sabio, y cuando murió, se le concedió el título de rey del inframundo. En el inframundo, Yama es responsable de juzgar a las almas de los muertos.
Además de ser el dios de la muerte, Yama también es el dios de la justicia y la rectitud. Es representado como un hombre alto y delgado, con una piel de color azul oscuro.
Una de las curiosidades poco conocidas de Yama es que es el esposo de Yami, su hermana gemela. En la mitología hindú, el matrimonio entre hermanos gemelos es un símbolo de la unidad de la vida y la muerte. Otra singularidad poco conocida de Yama es que es el padre de Chitragupta, el escriba que registra las buenas y malas acciones de las personas en la Tierra. Chitragupta presenta este registro a Yama en el juicio de las almas.
Yama es una figura compleja y fascinante en la mitología hindú. Su historia es una reflexión sobre la muerte, el juicio y la justicia.
Coatlicue: la madre de los dioses en la mitología azteca
Coatlicue, también conocida como «La de la falda de serpientes», es una de las deidades más importantes del panteón azteca. Es la diosa de la tierra, la fertilidad, la muerte y la transformación.
Según el mito, Coatlicue era una sacerdotisa que vivía en el monte Coatepec. Un día, mientras barría el monte, una pluma de colibrí cayó en su falda. De la pluma surgió Huitzilopochtli, el dios del sol y la guerra. Los hermanos de Huitzilopochtli, los Centzon Huitznáhuac, se enojaron al enterarse de que su madre había dado a luz a un hijo sin su permiso. Decidieron matarla, pero Huitzilopochtli los derrotó y los tiró al vacío.
- Coatlicue es representada como una mujer con una falda de serpientes, un collar de corazones humanos y una corona de manos. Estos símbolos representan su poder sobre la vida, la muerte y la transformación.
- Coatlicue es una figura compleja y contradictoria. Es la diosa de la vida y la muerte, la fertilidad y la violencia.
- Coatlicue es una figura importante en la cultura mexicana moderna. Es representada en el arte, la literatura y la música.
Gilgamesh: la epopeya de la inmortalidad
La literatura épica ha perdurado a lo largo de los siglos, y entre sus tesoros más antiguos y preciados se encuentra El poema de Gilgamesh. Esta obra maestra de la literatura sumeria, escrita en tablillas de arcilla hace más de cuatro mil años, sigue siendo relevante en la actualidad. El legendario rey Gilgamesh, gobernante de la ciudad-estado de Uruk, protagoniza una trama que explora la condición humana, la búsqueda de la inmortalidad y la amistad.
En esta epopeya, los lectores son transportados a un mundo de dioses, héroes y criaturas míticas. La historia narra las hazañas de Gilgamesh, un hombre valiente y poderoso que lucha contra sus demonios internos y emprende un viaje en busca de la inmortalidad. Su amistad con Enkidu, un salvaje creado por los dioses, agrega profundidad a la narrativa, destacando la importancia de las relaciones humanas en la vida de Gilgamesh.
A medida que Gilgamesh enfrenta desafíos y obstáculos aparentemente insuperables, el lector se sumerge en un viaje emocional y espiritual. La búsqueda de la inmortalidad se convierte en una metáfora de la búsqueda de significado en la vida humana, un tema atemporal que resuena con audiencias de todas las épocas.
El poema de Gilgamesh es un testimonio del poder perdurable de la literatura para conectar a las personas a través del tiempo y la cultura. Su influencia se encuentra en obras posteriores, como la Ilíada y la Odisea de Homero. Sus temas siguen siendo relevantes hoy en día. Esta antigua epopeya sumeria es un tesoro literario que continúa inspirando a quienes buscan respuestas sobre la naturaleza de la humanidad y la inmortalidad a lo largo de la historia.
Imagen de @joshuabermudez
¡Gracias, Santi! ¡Buen trabajo! Los mitos siempre son curiosos… Smart cookie! Me encanta leerte…