Ra, dios del sol, tenía forma de escarabajo cada amanecer en su barca solar acompañado por dioses y almas. Al medio día era poderoso, pero durante la noche era débil y anciano siendo conocido como Ra-Atum, cabeza de carnero. Cuando viaja en el reino de la noche era protegido por Thot, Hathor, Set y otros dioses. La muerte renacía cuando Ra iluminaba el reino subterráneo y Osiris, rey del bello oeste, saludaba a su padre como si fueran almas gemelas.
Ra-Atum debía superar muchos obstáculos en su viaje nocturno: los demonios que custodiaban las puertas del inframundo y no las abrirían hasta que no respondieran a sus preguntas y las fuerzas del caos se acercaban para atacar sin piedad a Ra-Atum. Seth se colocaba en la proa para lucha contra Apofis, la serpiente del caos que se oponía al orden con todas sus fuerzas.
En caso de que Ra-Atum no superase cada noche sus pruebas, las aguas del caos inundarían la tierra y el reinado de los dioses terminaría. Cada amanecer era una agonía entre la lucha entre las fuerzas del orden y del caos.
El libro de los muertos
Cuando un faraón moría, debía también superar una serie de pruebas y a los peligros de del mundo subterráneo en su viaje. El fallecido debía identificarse con Osiris, que habiendo muerto, se elevó de nuevo para gobernar el inframundo. Cada faraón seguía las mismas reglas de muerte y resurrección mientras su hijo le reemplaza en el trono igual que Horus con su padre Osiris.
Al principio las ideas sobre la otra vida solo estaban en las tumbas reales, sobre todo en el Imperio Antiguo, pero ya en el Imperio Nuevo cada egipcio muerto era identificado con Osiris y los ensalmos eran escritos en papiro y enterrados con el cadáver. Estos escritos tienen 190 capítulos y lo conocemos como El libro de los muertos («Escritos que serán realidad de aquí en adelante»).
Era un problema habitual la preparación de las tumbas por los gastos. Un ataúd elaborado o una copia del Libro de los muertos eran símbolos para indicar el valor y el éxito del propietario. Los cadáveres pasaban por sofisticados medios de momificación. Éste fue un proceso largo que fue evolucionando desde los enterramientos del cuerpo en el desierto donde descubrieron que se preservaba bien el cadáver hasta el arte de momificación del Imperio Nuevo.
No entraré en detalles de dónde colocaban las entrañas y cómo se preparaba el cuerpo; ni tampoco de los ritos funerarios. Aquí nos centramos en la mitología egipcia.
Ka, fuerza vital egipcia
El ka, la energía que sobrevivía a la muerte, ¿por qué tan importante? Una vez finalizado todo el proceso del funeral, los sacerdotes celebraba una serie de hechizos para que el cadáver retornara el habla, la vista y el oído cuando volviera el ka al cuerpo. Sí que era importante el ka si estaban más de cuarenta días para momificar.
El ka podía vivir en la momias si no se había deteriorado o, en su caso, en una estatua que le representara. En cualquier caso necesitaba una alimentación constante y, por eso, a pesar de las ofrendas de comida, se introducían cuadros de comidas, bebidas y otras cosas buenas para uso del cadáver.
La mitología egipcia se adapta a los tiempos, como en cualquier otra, y surgen contradicciones. El sepulcro era la casa del ka y se pintaban escenas de la vida cotidiana: ropas, joyas, y pertenencias del cadáver porque se quería que el resucitado viviera de forma similar a cuando estaba vivo.
Ba, alma egipcia
Los egipcios creían poseer un alama o ba que era representado por un pájaro con cabeza humana. Los pájaros más usuales eran las golondrinas, halcones o garzas reales para que volasen por la tierra junto a otras almas. Además, el ba no solo podía estar en la tierra, sino en el mundo subterráneo para ganar el derecho a una nueva vida o encontrar la felicidad eterna.
Muchas palabra del Libro de los muertos versan sobre la salvación del ba frente a los peligros en el sol de la noche a semejanza del viaje de Ra-Atum por la noche. Algunos ejemplos son: ser decapitado, perder el corazón, caminar eternamente o pruebas de fuego y agua. Una vez superadas todas las pruebas (incluso relativas a un barquero, ¿alguien se acuerda de Caronte en la mitología griega?), llegaba al trono de Osiris y salón de las dos verdades.
Thot se encontraba con el ba en el salón de las dos verdades y después el alma era juzgada por los 42 jueces del mundo subteráneo debía saludarles a cada por su nombre y jurar que no habóa cometido los crímenes que ellos castigaban.
¡Oh, Larga Zanzacada, que provienes de Heliópolis, no he hecho nada malo! ¡Oh, Abrazador del Fuego, no he robado! ¡Oh, Oh gran Narigudo, que vienes de Hermópolis, no he sido envidioso! ¡Oh, Comedor de Sombra, que provienes de la cavernas gemelas, no he sido deshonesto! ¡Oh Cara Salvaje, que vienes de Rosta, no he matado!
Inicio de discurso del ba al ser juzgada
Después de todo lo anteiror, Anubis, el dios que llevada las almas al inframundo, comprobaba la inocencia del ba pesando su corazón frente a las plumas que simbolizaban el Maat (el orden egipcio) y Thot sentenciaba. Si el corazón pesaba más que la plumas por culpa de los pecados, el ba moría de una forma terrible. Si superaba la prueba, Horus le conducía antes el trono de Osiris y quedaba akh, es decir, el alama quedaba bendita. El akh brillaba entre las estrellas, alegraba a la tripulación de la barca solar o vivía en éxtasis en los campos de las cañas.
Por supuesto, como en cualquier cultura, no todas las personas no creían en la felicidad tras la muerte o en la ofrendas y de ahí los saqueos en de sepulcros.
Excelente lectura
Gracias por el comentario, ahora no se estila 🙂