Cuando hablamos de mitología nórdica, nos puede venir a la cabeza elfos o el dios Thor, ¿pero sabías que Tolkien se basó en algunos aspectos para crear El señor de los anillos? ¿Sabías que se inspira en la dualidad más que en el concepto del bien del mal? La mitología nórdica trae sorpresas y tiene una personalidad aguardando a que la descubras
Ginnungagap, un mundo de hielo y fuego
En el principio, Ginnungagap, el profundo vacío o vasto abismo, era una región tan enorme que se extendía para siempre en todas direcciones. No había nada: ni agua, ni arena, ni luz, ni oscuridad. Aunque Ginnungagap carecía de forma, no estaba vacía. De la nada empezaron a surgir dos regiones: fuego y hielo.
La región del fuego se llamaba Muspellheim que significa «el hogar de los destructores del mundo». Ni squiera los dioses podían atravesar sus tórridas tierras del calor que emanaba de ahí. Surt, jefe de los gigantes que surgieron ahí, impedía el acceso con su espada de fuego a los intrusos.
La región de hielo se llamaba Niflheim: una salvaje soledad y fría compuesta de hielo y nieve. Contada con dos manantiales principales. Brotaba de su centro Vergelmir o Caldera Rugiente: todos los ríos de cualquier época surgían de ahí. La fuente, Elivagar u Ondas Gélidas de la que brotaba una escoria venenosa que se endurecía formando hielo negro.
Tras varios eones las regiones de hielo y fuego se encontraron, surgió la vida tras una explosión. Del hielo negro nació un gigante formado por lodo y hielo. Ymir, el gigante, permaneció mucho tiempo dormido. De Ymir surgieron los gigantes de hielo cuando sus pies se emparejaron produciendo un hijo de seis cabezas.
De la mezcla de hielo puro y fuego surgió una enorme vaca, Audumla o Gran Amantadora, de la que surgían cuatro grandes ríos de sus urbes e Ymir se alimentó de ellas. Del sudor del primer gigante surgió el primer hombre: Buri, el primer dios, que fue desenterrado por un lengüetazo de Audumla. De Buri nació Bor, significa «nacido». La esposa de Bor era Bestla, hija de un gigante, y tuvieron tres hijos: Odín, Vili (Henir) y Ve (Lodur).
Surgieron seres perversos y buenos de Ginnungagap como resultado de la influencia del veneno primordial. Las consecuencias fueron las primeras guerras entre los dioses y gigantes en la mitología nórdica.
La creación del mundo
Los gigantes del hielo eran una raza oscura y violenta que cuando reunían en consejo provocaban un ruido enorme y molesto que irritaban a los dioses más allá del límite. Una vez, los dioses entraron en disputa con el viejo Ymir y lo mataron. Al caer, salió tanta sangre que ahogó a su familia con excepción de Bergelmir o Vociferante Roquizo y de su esposa. Así se perpetuó la raza de los gigantes de hielo y de los ogros.
Odín y sus hermanos situaron el cuerpo de Ymir en el centro de Ginnungagap. Salía tanta sangre que formó un mar alrededor y todas las corrientes de agua dulce o salada tuvieron su origen en la sangre de Ymir. Emplearon la carne para la tierra; pelo, para arbustos y árboles; los huesos, para las montañas y de sus dientes y fragmentos de huesos, las piedras. De la carne surgieron los enanos de forma espontánea como los gusanos de los deshechos.
El cráneo sirvió para sostener el firmamento y tener un cielo, cuatros enanos con los nombres de Norðri, Suðri, Austri y Vestri (Norte, Sur, Este y Oeste), lo sostuvieron por los cuatro puntos cardinales. Como el cielo era muy oscuro, atraparon las cenizas y chispas de Muspellheim, el mundo de fuego, para colocarlas en el firmamento. Las cejas de Ymir sirvieron para crear los baluartes y murallas de su nuevo hogar: Midgard, es decir, Recinto Medio.
Las tierras más allá del mar se lo dieron a los gigantes y se llamó Jotumheim. Recordemos que no todos los gigantes eran malos: al igual que sucedía con los titanes de la mitología griega eran muy grandes y representaban la naturaleza más primitiva en la mitología nórdica.
La creación del hombre
Cuando el mundo era joven, Odín y sus hermanos paseaban por la orilla del océano. Se encontraron dos troncos a la deriva que había traído la marea. Odín contemplo como las sombras de sus brazos producían ilusiones ópticas dando la sensación de que los troncos se movían.
Se puso de rodillas sobre el tronco más cercano, había formado parte de algún olmo, y sopló sobre la áspera corteza. Poco a poco el tronco se convirtió en una hermosa mujer pero sus ojos estaban vacíos al abrirse. Odín repitió la operación sobre el otro tronco de un fresno y se convirtió en un hombre.
Odín había dado alma y vida al primer hombre y mujer pero faltaba que sus hermanos les concedieran dones.
Ve se inclinó sobre la mujer le dio el resplandor de la juventud, el uso de los cinco sentidos y el poder de la comprensión. La mujer giró sobre sí misma y pareció maravillarse de lo que veía. Ve repitió el proceso sobre el hombre y la calidez de la sangre se propagó por sus venas y también se movió. Vili les concedió la facultad de expresarse y pudieron hablar.
Odín llamó al hombre Fresno y a la mujer, Olmo. Así se alejaron del mar con las manos entrelazadas inventando un nuevo mundo por descubrir.
Yggdrasil, el fresno de los nueve mundos
Cuenta la leyenda que Odín quiso hacerse con el secreto de las runas, esos símbolos mágicos de los que se desarrolló la escritura. Como precio pagó estar colgado nueve días con sus noches colgado por el cuello sobre una rama del fresno universal en mitad del vacío y aullaba de terror. Ygg, signic «terrible», era uno de los apodos de Odín e Yggdrasil, corcel de Ygg. Es decir, el fresno de los nueve mundos también podría ser el árbol del ahorcado.
Yggdrasil era tan grande que sobre sus ramas se asentaban los nueve mundos y si muriera todo desaparecería. Tenía tres raíces: la primera llegaba hasta Asgard, hogar de los dioses, dónde las nornas (tres hermanas igual que la mitología griega) atendían el destino de los hombres y mezclaban el agua con arcilla para purificar el árbol; la segunda rama descendía hasta Jötunheim donde está la cabeza del adivino Mimir al que Odín le preguntará antes del final de los tiempos y la tercer llegaba hasta el inframundo, Niflheim, donde el dragón alado Nithog roía sin cesar las raíces, un nido de serpientes lanzaba una nube de veneno y cuatro ciervos arrancaban la corteza.
En lo más alto del fresco estaba una vieja águila, sabia pero pendenciera. Ratatösk era una ardilla que correteaba en las ramas y mensajera de insultos entre el águila y Nithog.
Los principales reinos que sostenía Yggdrasil en la mitología nórdica son los nueve siguientes.
- Asgard. El reino de los Æsir (dioses), gobernado por Odín.
- Midgard. El reino de los hombres.
- Helheim. El reino de la muerte gobernado por Hela, hija de Loki. Es un lugar frío, oscuro, donde nunca brilla el sol.
- Niflheim. El reino de la oscuridad y las tinieblas, invadido por una niebla perpetua. Este gélido lugar es la morada del dragón Níðhöggr.
- Muspellheim. El reino del fuego habitado por los gigantes de fuego liderados por Surt.
- Svartalfheim. El reino de los Svartalfar (elfos oscuros).
- Alfheim. El reino de los ljósálfar (elfos luminosos).
- Vanaheim. El reino de los Vanir (otra especie de dioses).
- Jötunheim. El reino de los demás gigantes.
Una creación rica
Como puedes ver, la mitología nórdica es rica a pesar de no haber llegado mucho a nosotros. Más que un enfrentamiento entre el bien y el mal, representaban orden frente a caos. No todos los gigantes eran malos, ni todos los Æsir obraran con rectitud. Más adelante continuaré con más historias sobre la mitología nórdica. Nos falta mucho por comentar. ¿Eres un apasionado de la mitología nórdica o no te gusta?
Me encanta los dibujos que tienen